Debo confesar que me cuesta mucho escribir enserio, mi carril va por otro lado y cuando quiero hacerlo me lleva mucho mas tiempo y encima no me gusta como quedó, espero no sea este el caso.
En la tele uno de los canales de noticias transmitía las condenas a los 18 represores autores de secuestros, torturas y asesinatos contra 86 víctimas entre ellas nuestro querido Rodolfo Walsh, las monjas Francesas, además Azucena Villaflor, Ester de Careaga y Mary Bianco, fundadoras de Madres de Plaza de Mayo.
Los crímenes de la Esma, Primera Parte.
El 76 me agarró con 9 años en mi pueblo Coronel Dorrego, mi viejo me fue a buscar a la escuela y estábamos todos frente a la tele en blanco y negro viendo las 3 Juntas y no podía entender las caras de preocupación de mis padres. Se venían tiempos tremendamente oscuros e inimaginables.
Las listas negras, persecuciones, torturas, desapariciones, en el medio el Mundial 78 y la Guerra de Malvinas al final.
Viví mi preadolescencia en los peores años, pero mucho no me daba cuenta porque los viejos eran muy cautelosos, recuerdo estar jugando con mis tres hermanos en la galería de la vieja casa de la Av. Roca cuando entró papá y le dijo a mamá que en una semana nos íbamos a vivir a Trelew, Córdoba o Venezuela.
Para nosotros era como una aventura, terminamos unos meses en Córdoba en casa de mis abuelos maternos, el viejo se volvió al pueblo dejando a la familia en un lugar seguro.
Todo eso hoy revivió mientras escuchaba cada condena, porque el Tono, mi viejo fue militante de la JP y en el camino perdió entrañables compañeros de ruta.
Por un segundo quise ponerme en el lugar de las madres o las abuelas y es imposible, son demasiado grandes, la imagen Taty Almeida con esa alegría no se me borra más, como tampoco lo que hace unos meses le dijo a Matías Martin en una entrevista “Yo parí a mi hijo, pero fue él quien parió a esta Taty Almeida” y se me aflojo todo porque lo dijo una inmensa luchadora en nombre de las 30 mil almas arrancadas de cuajo.
Tuvieron que esperar 29 años de angustia con un nudo en la garganta pero sin sed de venganza, sin justicia por mano propia.
Hoy me transporté al 76, se me cortó la respiración ver esos represores innombrables hijos de puta y convencidos y me llevó a las lágrimas la multitud afuera abrazándose al sentir después de tanto tiempo JUSTICIA.
Nuestras madres y abuelas hoy sintieron una liberación muy grande, con mucha paz.
Esta vida les ha sido hostil y no dejo de admirar su lucha y paciencia inquebrantable, es que cuando todo parecía perdido hay una llamita, un piloto al menos que aunque para algunos este día haya llegado demasiado tarde para otros tantos fue un tremendo desahogo.
Es impensable hoy una Argentina sin democracia y que lo siga siendo por favor.
Meteoro
PD: Disculpen las redundancias y desprolijidades, escribí con el corazón y un poco tarde
